Estaba un señor cavalgando por el desierto, de pronto se encuentra una serpiente, y le dice:
"No, no me mates, yo soy un genio y te puedo conceder 3 deseos".
El hombre pensativo dice: "Bueno, si es cierto lo que dices entonces haz que mi casa sea de oro!"
Y la serpiente se lo concedió.
"Para mi segundo deseo quiero tener a mi alrededor toda clase de riquezas."
Y la serpiente igualmente se lo concedió.
"Y, para mi tercer deseo quiero tener los genitales de este animal!"
Y la serpiente se lo concedió.
Entonces el tipo fue rápidamente a su casa y vio que era de oro, también vio que tenía todas las riquezas que había pedido, y después fue a verse en el espejo, se bajó los pantalones y asustado dijo:
"¡QUE VAINA!, ¡NO ME ACORDABA QUE ME HABIA MONTADO EN MI YEGUA!"
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