Vistas de página en total

martes, 6 de mayo de 2014

Chistes




Un Tipo entra a un bar con su mono de mascota. Mientras toma su trago, el mono se la pasa saltando de mesa en mesa, por todo el bar. Coge unas aceitunas de la barra y se las come, luego toma unos maníes y se los come y por último va, se encarama en la mesa de billar agarra la bola número 8, se la mete en la boca y ¡se la traga completita!

El Cantinero le grita al dueño del mono: "¿Viste eso?"

"¿No, qué?", dice el dueño del mono. 

"¡Se acaba de comer la bola 8 de mi billar!"

"Sí, no me sorprende", replica el cliente y dueño del mono. "El desgraciado se come todo lo que ve. No te preocupes que yo pago la bola y todo lo que se comió."

Dos semanas más tarde llega el mísmo cliente con el mono al bar; ordena un trago y el mono empieza a correr por todo el bar nuevamente. Mientras el tipo está tomandose su trago, el mono encuentra una cereza sobre la barra. La agarra, se la mete por el culo, la saca y se la come.

El Cantinero, asqueado, dice: "¿Viste lo que hizo tu mono?"

"No, ¿qué hizo?", dice el cliente. 

"¡Se metió la cereza en el culo, la sacó y se la comió!", díce el cantinero.

El dueño dice: 

"El mono sigue comiéndose todo lo que encuentra, pero desde que se tragó la maldita bola 8, ¡ahora todo lo mide primero!" 



"Mire doctor", dice una señora. "No se cómo ponerme en la cama: si me pongo boca abajo, se me suben los pulmones Si me pongo de un lado, se me sube el hígado. Si me pongo del otro lado se me suben los riñones." 

"¡Ah! Pues entonces póngase boca arriba."

"¡No, porque entonces se me sube mi marido!"



Un hombre le relataba a otro por qué había despedido a su secretaria. 

Dos semanas atrás, contaba él, fue mi cumpleaños numero 37 y no me sentía nada bien cuando me levante esa mañana. Fui a desayunar sabiendo que mi esposa estaría contenta y me diría "Feliz Cumpleaños" y quizás tuviera un regalo para mí. Pero ella ni siquiera me dio los buenos dias. Yo pensé: "Bueno, quizás mis hijos se acuerden." Los niños vinieron a desayunar y no dijeron ni una sola palabra. 

Cuando me fui a mi oficina me sentía totalmente deprimido. Al entrar en mi despacho, mi bella secretaria, Jeanette, me dijo: "Buenos días licenciado, y ¡feliz cumpleaños!" Empece a sentirme un poco mejor. Por lo menos ella sí se acordaba. 

Después de innumerables reuniones y telefonazos, ya cerca de las dos de la tarde, entró Jeanette y me dijo: "Sabes, hace un día precioso y además es tu cumpleaños, ¿que tal si vamos a comer los dos solos, tu y yo?". Y yo pensé: "Esta es la mejor co! sa que he oido en todo el día", así que tomé mi saco y salimos. En vez de ir a comer al lugar acostumbrado, fuimos a un sitio mucho mas privado. Comimos y nos tomamos varios martinis, la comida estuvo deliciosa y nos divertimos bastante. De regreso a la oficina ella dijo: "Sabes,¿para qué desperdiciar este ambiente? mejor no regresemos a la oficina. Te invito a mi apartamento en donde prepararé unos deliciosos martinis o lo que tú quieras." 

Una vez dentro del apartamento, puso música suave, la luz tenue y me dijo de manera prometedora: "Si no te molesta, creo que voy a mi recamara a cambiarme de ropa y ponerme algo más cómodo, ahora regreso." Yo la dejé ir... no me molestaba eso. 

Ella entró en su habitacion, cerrando la puerta a su paso, y a los seis minutos regresó cargando un gran pastel de cumpleaños... seguida de mi esposa, hijos y algunos compañeros de oficina, todos ellos cantando "Feliz Cumpleaños". 

Y allí estaba yo, desnudo en la sala, sólo con los calcetines puestos.



Un tio quiere llevar a su mujer a la opera para celebrar las bodas de plata. Como la mujer es muy palurda y un poco guarra, empieza a echarse spray de desodorante en los sobacos, y despues por los brazos, y después en la cara y después en el torso, y después en la espalda... El marido, cansado de oir tanto Psssss Pssss le dice: "Maria, ¿y el agujero de ozono?" "¡Ah! ¡sí! se me olvidaba. Pssssss..."




Dos mujeres jugaban golf en una mañana soleada. De pronto vieron con horror como la pelota se dirigía directamente hacia unos hombres que jugaban en el siguiente hoyo.

La pelota golpeó a uno de los hombres, quien de inmediato juntó ambas manos en su entrepierna, y cayó al suelo rodando y gimiendo lastimosamente. 

Las mujeres corrieron hasta donde estaba el hombre. Una de ellas, sintiéndose culpable, dijo: "Por favor, déjeme ayudarlo. Soy quiropractica y sé como quitarle el dolor si usted me lo permite."

"Ouch, auuuu, noooo. Estaré bien... el dolor se me pasara en unos minutos", contestó el hombre, mientras permanecía en posicion fetal, tirado en el cesped y con las manos en su entrepierna.

Ella insistió hasta que finalmente él le permitio ayudarlo; ella gentilmente le separó las manos y lo acostó a su lado, le desabrochó los pantalones, puso sus manos dentro y comenzó a masajear.

"Se siente bien?" preguntó la dama.

"¡Me siento fantastico!" contestó el hombre, "pero el dedo me sigue doliendo..."

No hay comentarios:

Publicar un comentario