
"Mira, mujer, tú y yo estamos muy viejos para el sexo, así que me conformare con que tú sostengas mi pene en tu manita".
La dama aceptó y cada que vez que iban al parque agarraba el pene del vetusto con su mano. Sin embargo un buen día, la viejita fue al parque y no lo encontró en la banca de siempre. Desesperada, lo busca hasta encontrarlo con otra vieja que le sostenía el pene con su mano. Con lágrimas en los ojos, le reclama al carcamal:
"¿Por qué, si tú y yo éramos felices? ¿Qué tiene ella que no tenga yo?"
"¡Mal de Parkinson!"
Jajaja qué cruel.
ResponderEliminareso es superarse!
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